top of page

Crónica Ironman World Championship Kona. Hawai'i


Dicen que más vale tarde que nunca. Así que, pasados unos meses voy a publicar la crónica que cualquier triatleta querría escribir. En mi caso, el resultado no fue el esperado y no me sentía motivado para escribir lo que pasó, pero ahora, pasados unos meses puedo valorar mejor lo conseguido y sentirme orgulloso de poder participar en el campeonato del mundo Ironman y además, poder vivir esa experiencia con toda mi familia.

Llegamos a Hawai'i una semana antes del Ironman. Durante esa semana pude disfrutar de la Big Island con mi familia. Pasear por Kona y ver el ambiente de un campeonato del mundo, me sorprendió que el morfotipo de triatleta no era tan variado como en otros triatlones, aquí la delgadez era lo más comun, sin grandes músculos. La isla de Hawai'i quizá no es tan turística como otras islas pero en una semana nos dio tiempo de disfrutar de volcanes como el Kilauea, cataratas como las de Waipio Valley o las Rainbow falls, nadar con delfines en Captain Cook o hacer snorkel con mis hijos en Two Steps o en el mismo Kona.

Durante esa semana pude rodar con la bici por la Queen K, cruzándome con todos los pros y nadar en el Pier con el agua a 26º viendo peces y alguna tortuga. Me costaba centrarme en el Ironman, estaba disfrutando muchísimo de la isla con la familia, además una fascitis me había dejado sin correr los últimos dos meses. No me planteé ningún objetivo de tiempo, solo disfrutar de la experiencia. Así que, con poca preparación y sin ningún objetivo en concreto iba a participar en el Ironman más importante.

El dia anterior al Ironman empecé a encontrarme mal, por la noche tuve fiebre y durante el dia estuve en la cama, sin hambre para comer y sudando debido a la fiebre. No me veía ni para nadar 100m, por suerte existe la farmacología. Después de comer me tomé un paracetamol y me bajó la fiebre lo suficiente para hacer el check-in de la bici. Eran las 16h y hacía un calor y una humedad horrible, como cada día, pero estando así aún lo noté más. Pude disfrutar algo del ambiente que había en el Pier repleto de bicis, esa imagen que he visto muchas veces en los videos, ahora era yo quien la vivía en primera persona. No me quedé mucho tiempo, tenía ganas de ir a casa y tumbarme en la cama otra vez. Por la tarde pude hablar por whatsapp con Marcel Zamora, sus palabras de ánimo me tranquilizaron un poco, estaba en Kona y eso no se vive cada día debía intentar salir. Estaba claro, muy mal tenía que estar para no participar. Un viaje tan largo, con toda la familia a mi lado debía realizar un esfuerzo extra para acabar el IM. Pero me encontraba tan mal que no tenía ni nervios, ni preocupaciones, solo quería que llegara mañana para ver si mejoraba algo. Me había pasado todo el día perdiendo líquidos, casi sin comer y tomando fármacos. Mi cuerpo no estaba en las mejores condiciones pero muy mal tendría que estar para abandonar. Y llegó el día. Me levanté bien, mareado por la fiebre y con poca hambre pero me veía con fuerzas y motivado para disfrutar de ese día. Tenía 17 horas para terminar la prueba.

Aún de noche y con los niños medio dormidos vamos a Kona. Llegamos al Pier, lleno de gente, es una ambiente muy particular, caras tensas pero a la vez alegres y el silencio que se rompe con el aire que sale a presión de las manchas. Todos cargados con bolsas llenas de geles, barritas y bidones. Una vez preparada la bici me reúno con mi mujer y mis hijos, ya están despiertos y ya amanece, son las 6 de la mañana. Ahora ya se siente la tensión previa a la salida, yo estoy tranquilo, demasiado tranquilo, no noto esa tensión y eso no es bueno. Pienso en disfrutar de la prueba, de nadar en ese mar precioso, lleno de vida y a una temperatura que la pondríamos en cualquier piscina, de pedalear por la Queen K donde tantas batallas se han librado y correr... ahí ya no estoy tan seguro de disfrutar, pero quiero sentir el ambiente que se vive en Kona tanto en la transición como en la llegada. Me ajusto el traje trampa mientras se oyen unas palabras en hawaiano previas al cañonazo, es la salida de los pros.

Entro en el agua para ir colocándome en la salida, esta vez no voy a pelear por conseguir una buena posición. Me gustan las salidas desde el agua y en Kona aún más, voy mirando alrededor y me sitúo en segunda o tercera línea. Entre mi estado febril, el gorro y el ruido ambiental me doy cuenta que dan la salia cuando los surfistas se paran, empiezo a nadar sin agobios, buscando los huecos y cuando tuve la ocasión me puse a pies y intenté nadar con el mínimo esfuerzo. Así fueron pasando los metros y casi sin darme cuenta ya habíamos llegado al barco, el recorrido era de ida y vuelta, donde un barco señalizaba el punto de giro. A la vuelta, más de lo mismo, a pies y nadando cómodo. Salí del agua en 1h1', buen tiempo por haber nadado cómodo y sin neopreno. Transición y ahora a disfrutar de la bici, de momento me encontraba bien así que salí a buscar pulsaciones de competición (130ppm). El circuito de bici del Ironman de Kona es de ida y vuelta, el punto de giro se encuentra en la localidad de Hawi, donde hace más viento de todo el circuito que además es lateral. Primero hacemos unos quilometros en dirección sur y al volver ya enfilamos hacia Hawi por la famosa Queen K Hwy. Es una autovía con toboganes larguísimos donde se puede ir acoplado exceptuando el repecho antes de Hawi.

Durante la ida el viento en contra fue constante, no muy fuerte. Enseguida vi que las pulsaciones no subían fácil y cuando lo hacían en las subidas notaba demasiada fatiga, así que me olvidé del pulsometro y me centré en mantener una buena cadencia (90-95 rpm). Es difícil definir este Ironman, el circuito de bici no es bonito, pero pedalear rodeado de lava y volcanes tiene su encanto, además ir siguiendo toda la costa siempre da una perspectiva del recorrido que en ciertos momentos puede hacerse incluso pesada. En el desvio hacia Hawi, el paisaje cambia un poco, los toboganes son mas cortos y hay mas vegetación, pero ahora empieza el viento, primero lateral y llegando a Hawi de cara. Por fin llego al giro, entonces pienso que ya solo queda mitad pero con viento a favor. Primero, el viento es tan fuerte que cuando viene a favor es complicado acoplarse y cuando es lateral es muy racheado y tampoco me puedo acoplar. La velocidad es alta porque además tiende a bajar. Pero cuando volvemos a la Queen K el viento ha cambiado y ahora viene de cara, la vuelta se me hace muy pesada, hace mucha calor y me noto la cabeza muy caliente, intento tirarme agua por encima del casco y por las aberturas pero no consigo refrigerarme bien, no tengo hambre, así que voy bebiendo agua y isotónico en los avituallamientos. Llego al aeropuerto, ya voy haciendo cálculos de mi tiempo de bici, pero este último trozo, con viento de cara y sin fuerzas se me hace interminable, ya tengo ganas de llegar y ver a mi familia, a ver si me animo para la maratón.

Llego a la transición fundido, al bajarme de la bici tengo problemas para correr, el calor es infernal y me noto muy caliente. Entro en la carpa y me siento en una silla para cambiarme, no veo el momento de empezar la maratón, un voluntario me trae una toalla mojada que tienen en cubos de agua llenos de hielo y me la pongo por encima, le pido otra para la cabeza que es donde me noto con mas temperatura, me trae dos más y poco a poco noto como me baja la temperatura, ahora si me veo con fuerzas para salir a hacer la maraton, no sé cómo pero tengo 10 horas para hacerla. Salgo de boxes con las fuerzas renovadas después de una transición de 9 minutos, estaba claro que el objetivo era acabar. Además me encuentro con mi familia, me paro para abrazarles y darles un beso, Con la idea de intentar disfrutar al máximo y sin ninguna presión de tiempo inicio los 42km de la maratón bajo un sol que quema y una humedad asfixiante, parece una sauna. ​

​Los primeros kilometros son por Ali'i drive dirección sur, hay muchísima gente animando, desde sus casas han sacado mangueras y nos van mojando, no me dejo ni una, es un alivio para tanto calor, pero que a la postre sería un gran error. El bucle de Ali'i drive tiene 14kms, intento motivarme en ir disfrutando de las vistas del océano y del ambiente, en los primeros kilometros solo me pongo a andar en los avituallamientos, pero a medida que van pasando los kilometros también ando fuera de ellos. El cuerpo no va y la cabeza menos. Me he dado cuenta de que necesito una motivación para forzarme, hacer un ironman con la idea solo de acabar, a mi no me funciona. Solo pienso en acabar el bucle para poder ver a mi familia otra vez. Estan situados en la subida de Palani Rd. Voy mal, andando, me paro para darles el pulsometro, no me sirve de nada ahora mismo y todo me molesta. Les digo que voy bien para acabarlo, pero ellos saben que andar no es mi forma de entender una carrera, saben que voy mal. Pero esto es una vez en la vida y lo voy a acabar andando si hace falta.

Ahora empieza la soledad, la Queen K. Correr por una autovía, rodeado de lava con un calor insufrible y en las condiciones en las que me encuentro no es lo que yo entiendo por disfrutar, pero ahí estoy, me lo he ganado y no voy a abandonar. Ahora camino, a veces intento trotar pero las piernas no van. Paro en los avituallamientos para buscar algo, un milagro quizá. Es el kilometro 22, llevo mas de un kilometro solo andando, me adelantan dos americanos que van andando y hablando a una velocidad endiablada, como lo hacen? No puedo ni caminar rápido, esto se me va hacer eterno, entones empiezo a hacer cálculos, y me doy cuenta que si sigo caminando acabaré de noche, muy de noche. Pienso en mis hijos esperándome con todo oscuro, Lucas dormido, ni me verá. No puede ser!!! Me propongo intentar acabar de día, esa será mi moticación. Empiezo a trotar, lento, a 5'40" . Pero continuo, sin caminar. Adelanto a los dos americanos que siguen cascando y caminando. Cómo se habrán clasificado? No les veo ganando en su grupo de edad, aunque lo mismo deben pensar de mi. Y trotando llego al Energy Lab. En el primer avituallamiento paro a comer algo, por primera vez tengo hambre, tienen pretzels ¿salado ahora? No tengo nada que perder, unas pretzels y un vaso de coca-cola y cuatro palabras con el hawaiano que es un tio muy simpático. Revivo, el salado me está sentando genial, como algunas más y empiezo a trotar otra vez, me siento con mas energía, disfruto mucho del lugar más alejado del circuito, Voy con las esponjas en los hombros y las voy renovando en cada avituallamiento. Hacemos el bucle y volvemos a la Queen K dirección Kona, no paro de correr, algún kilometro a 5'30". Aún es de día, creo que conseguiré mi propósito, y llego a Kona, es de día! En la bajada de Palani Rd aprieto incluso por debajo de 5'. Me duelen las uñas de los pies en la bajada, tengo los pies tan mojados que los pies me resbalan por dentro y las uñas golpean con la punta de la zapatilla, pero me da igual, estoy a punto de acabar este calvario. Última curba para encarar Ali'i Drive y pisar la alfombra.

No tengo fuerzas ni para emocionarme, he acabado que ya es mucho. Hoy me he ganado la medalla de finisher, ese era mi objetivo. No me gusta, pero las condiciones no daban para objetivos más ambiciosos. El post-meta es una gozada, palmeras, cesped para tumbarse, comida, bebida... es casi de noche pero voy a disfrutar de esto hasta el final, aunque sea del dolor, del cansancio o de simplemente estar ahí. Me miro la medalla y el colllar, nunca antes me había hecho tanta ilusión llevarla colgada del cuello. Me repongo un poco y voy a buscar a mi familia, seguro que están preocupados. No he comido mucho al llegar y me va entrando hambre, buscamos algo fácil y rápido: Burger King, voy a arrasar. LLevo dos dias comiendo poco y me noto el estomago vacío, mañana ya comeré más saludable.

Durante los días siguientes pude disfrutar de Hawai'i de manera más relajada, fuimos a Captain Cook a nadar con delfines y buscamos playas donde poder descansar y que los niños jugaran. ​

​Asistimos también a la cena Banquet of Champions. Con espectaculo de bailes hawaianos y con la ceremonia de entrega de premios. Cuando uno va a Kona no se puede saltar ningún acontecimiento. Después de estos días de relax, de barbacoas y de paseos por Kona, llegó el momento de volver. ​

​Nos esperaba un largo viaje de vuelta, de aeropuertos y con la maleta de la bici a cuestas porque no la pude facturar directamente. Pero muy contento por todo lo vivido, no se si único, espero que no. Pero poder compartir esta experiencia con mi mujer y mis hijos, que son los que sufren mis entrenos y locuras, no se puede definir con palabras. Quizá lo podría resumir como tranquilidad, conmigo mismo y con ellos. El esfuerzo de todos ha tenido una recompensa que la hemos disfrutado, el viaje es espectacular y el Ironman ha sido la excusa perfecta para estar en Hawai'i

bottom of page